Sin categoría | El Origen de la Brújula

«Aiman nació adolescente. Esto no debe extrañarte, pues la historia sobre el origen de la brújula transcurre en los tiempos en que los dioses y los hombres mantenían trato frecuente y era usual que ocurriesen tales cosas. Asimismo, Aiman nació semidiós; su madre, la reina del País de las Perpetuas Nieves, pertenecía a la estirpe de los mortales, mas su padre, Fior, era el tornadizo dios de de los hielos flotantes; es decir, los témpanos y los iceberg. No todos los semidioses nacían adolescentes. Muchos nacían niños, como los mortales, y luego crecían; otros, eran engendrados ya viejos y sabios, y los hubo, también, que ya eran fuertes y vigorosos guerreros el mismo día de su nacimiento. Estos últimos eran los más numerosos; pues la sangre divina, al mezclarse con la humana, engendraba con frecuencia esos seres temerarios, a quienes, en otras latitudes, llamaron Héroes. En el caso de Aiman, fruto de los amores de una dulce Reina y un dios tornadizo, nació adolescente y de una belleza sin igual. Su piel era blanca como la nieve recién caída, pura y fría, y una larga melena de charol ondeaba con reflejos nocturnos alrededor del perfecto óvalo de su cara. Esto resultaba una rareza única en el Reino de las Nieves…»

Clarin «La causa de mi aventura fue, como no, el amor. Era yo mozo y vivía en la sureña ciudad de Urk. Como sabéis, Urk es una importante ciudad portuaria, con gran tráfico de barcos y naves de todo tipo y procedencia. De su puerto parten audaces mercaderes en busca de exóticas especies y mercancías. Otros, llegan colmados de tejidos tornasolados como ala de mariposa, metales de dureza tal que nuestras espadas se quiebran en ellos, orfebrerías de perfección exquisita, piedras preciosas que cortan el cristal y brillan como las estrellas, semillas de plantas capaces de crecer en los hielos o dentro de las casas, animales fabulosos de especies que nos son desconocidas, y otras muchas mercaderías. Junto a estas maravillas, los bajeles traen una variopinta carga humana: extranjeros atraídos por la belleza de nuestras tierras albas, avezados negociantes, mercenarios en busca de aventura, soldados de fortuna, y, también, cautivos apresados en aquellas batallas que libramos, con excesiva frecuencia, con nuestros vecinos.

Entonces, vivía yo, todavía, en la casa de mis padres, en el barrio portuario de Urk. Era joven, fuerte y, cuando podía, trabajaba como estibador para algún mercader recién llegado. Cierto día, mientras paseaba por el puerto en busca de algún capataz que quisiera contratarme, me crucé con la mujer más bella que jamás había visto…»

Vidina, «mi concepción fue cosa obligada. Toda Reina de las Nigromantes debe rendir culto a la vida y a la naturaleza: es decir, debe ser madre. La maternidad es lo que se coloca en el platillo opuesto en la balanza de la muerte. Las dos puertas comparten el mismo destino: la de la vida y la de la muerte. Ambas abiertas o ambas cerradas. Así, Táfima debía ser madre, engendrar a una criatura mortal para entregársela a la vida, sabiendo que, tarde o temprano, la Vida la entregaría, a su vez, al reino de los muertos. Para ello realizó un arcano conjuro, eligiendo al viento del sur para quedar embarazada – Vidina tomó aire antes de proseguir su relato, sabedora de la expectación que producía- Esto ocurre, si lo queréis saber, de la siguiente manera: el conjuro invoca al viento, quien barre los desiertos hasta hallar a un nómada sano y fornido que, esa noche, yazca durmiendo bajo las estrellas. Una vez lo encuentra, sopla hasta que le quita todas las ropas y, luego, convirtiéndose en brisa, lo acaricia hasta robarle su semilla, la cual llevaba en volandas hasta la cueva intima de la Reina…»

Stirapalos «… la vida da extrañas vueltas y la de Stirapalos no es una excepción. Stirapalos amó con delirio a su primera mujer, la dulce Aris; y ese amor fue el amor de su vida, el más grande, cuya muerte aún atormenta su dormir. Stirapalos, como ya sabrás, se lanzó a aventuras arriesgadas, casi suicidas, tras la muerte de Aris; mas su destreza como capitán y como negociador le salvo de todo peligro y enriqueció grandemente sus arcas. A pesar de que se le ofrecían las más bellas flores de Oriente y de Poniente, hijas de Reyes y de poderosos señores de la guerra interesados en emparentar con aquel capitán de fortuna y reconocido prestigio, las rechazó a todas…»

y el fiel y joven Kusco, Táfima la reina, el sabio Orfrastro, el enigmático Ticman, la dulce Inaí, Discortos, Timastolclos, Vituolo… en los tiempos del Reino de Táfima y el Bosque de los Sueños.

Josep Turu (Andorra la Vella, 1956) da el salto a la novela con El Origen de la Brújula, tras llevar años publicando relatos de intriga y fantasía en la red, donde ha merecido más de 180.000 lecturas bajo el seudónimo de Zenon. Recientemente ha colaborado en la antología de relatos breves Sin Respiración junto a otros autores. Licenciado en Filosofía por la Universidad de Barcelona, el autor barcelonés explora caminos de la ficción enraizados en la tradición mediterránea y la filosofía europea. Su prosa amena y las tramas originales y diversas de sus narraciones atrapan al lector desde las primeras líneas, tanto en sus relatos cortos como en sus novelas.